Por fin lo que nos tachaban como que sólo eran especulaciones sin ningún fundamento se han acabado probando ciertas, y esa inflación ante la que les venimos advirtiendo desde estas líneas se puede decir ahora sin ambages que ya la tenemos aquí.
El que hasta ahora negaba la posibilidad de asistir a un rebrote inflacionario contravenía el razonamiento económico, pero el que sigue negando ahora mismo su existencia en lo que ya está cayendo es en negar los datos objetivos. Y no crean, que puede que sea algo más frecuente de lo que debería, pero económicamente es una ciega actitud que debe ser erradicada en favor de la econometría más pura, y huyendo de esas conveniencias político-ideológicas que todo lo pueden acabar manipulando en su interés.
Sea como fuere, la inflación ya está innegablemente aquí, y como siempre solía ocurrir cuando la inflación era inflación, sus primeros síntomas se manifiestan con una fuerte inflación salarial. Puede que ésta en principio pueda sonar muy atractiva, pero el hecho es que, si no es bien gestionada, sólo suele ser antesala del empobrecimiento generalizado de las clases asalariadas y su poder adquisitivo.