Muchos de los que se iniciaron en la informática en los años 80 recuerdan con nostalgia a un ordenador, por entonces, revolucionario: el mítico Commodore64. Los aficionados a la retroinformática que aún conservan uno, lo miman como oro en paño.
Sin embargo, tras tanto tiempo, y dado que hace mucho que se dejó de desarrollar nuevo software para estos equipos, a estas alturas resulta complicado usarlos para algo más que para entretenidos proyectos de electrónica (o para equilibrar ejes de transmisión en un taller de coches polaco, pero eso ya es otro tema).