Las criptomonedas se han convertido en una clase de activos cada vez más popular entre los inversores minoristas e institucionales. Aunque inicialmente se consideró una clase de activos marginales, su mayor adopción en todos los países, en particular en los mercados emergentes, en medio de episodios de extrema volatilidad de precios ha generado preocupaciones sobre sus posibles implicaciones para la estabilidad financiera.
En septiembre de 2021, por ejemplo, Bitcoin y Ether se ubicaron entre los 20 principales activos negociados del mundo, compitiendo con la capitalización de mercado de algunas de las empresas más grandes del mundo.
Debido a que anteriormente a la pandemia, la bolsa estadounidense había marcado una tendencia netamente alcista desde la aparición de las criptomonedas era complicado valorar cómo se comportan estos activos cuando la marea del mercado se comporta violentamente y aparece una gran volatilidad. Hoy ya existen estudios, como el último elaborado por el FMI, que dan una visión más amplia de las correlaciones existentes entre el mercado de valores y las criptomonedas.