¿Te has convertido en un workaholic y durante las vacaciones tu mente sigue permanentemente obsesionada con el trabajo? ¿Acumulas deudas, créditos y una cuantiosa hipoteca por tu estilo de vida opulento? ¿La conciliación es inexistente con tu trabajo y no pasas el tiempo suficiente con los tuyos? Tal vez precises unirte al movimiento downshifting, una corriente que aboga por una vida saludable, satisfactoria y menos centrada en el trabajo y el consumo. En definitiva, poner en práctica la máxima de que menos es más, y aplicarla a todos los ámbitos vitales.
Precisamente downshifting equivale a movimiento descendente, permitiendo pasar más tiempo de calidad en familia y abogando por la simplicidad voluntaria y a largo plazo como filosofía de vida. Aquellos que se inclinan por esta corriente aceptan menos dinero a través de menos horas trabajadas para tener tiempo para las cosas verdaderamente importantes de la vida. Asimismo, los “downshifters” también ponen énfasis en consumir menos para reducir su huella ecológica y respetar los diversos ecosistemas del planeta.
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El downshifting se rige por dos aspectos principales que rigen el cambio: uno es la conexión -con la vida, la familia, el arraigo al lugar, la cultura o la alimentación- y el otro es el mantenimiento de un equilibrio en todas las esferas de la vida, empapando los aspectos personales, laborales, familiares, espirituales, físicos y sociales.
El ocio por el ocio se ha visto reducido en los últimos años: muchas personas destinan este tiempo libre para estar en forma, socializar o cumplir las expectativas de su entorno. Pero los downshifters, al contrario, buscan una vida con más pasión y propósito, significado, satisfacción y felicidad. “Una vida para recordar sin remordimientos”, reduciendo la velocidad y apostando por una rutina más lenta.
En las principales plataformas y artículos que hablan de este movimiento recuerdan que muchas personas llegan al downshifting tras un camino tormentoso y largo de búsqueda de la felicidad, otras sin embargo tras un evento importante o traumático: muerte de seres queridos, duelos, mudanzas, despidos, bancarrotas o enfermedades. La mayor parte de los interesados tienen entre treinta y cuarenta años, aunquelos hay de todas las edades.
Para comenzar con el downshifting, hay que percatarse de lo innecesario y poco satisfactorio de la búsqueda permanente de dinero y materialismo, incrementar la responsabilidad personal y tomar decisiones encaminadas a un estilo de vida más pausado, autoconsciente y gratificante, donde el eje de la felicidad no resida en los meros objetos materiales, la fama o el tamaño de la cuenta bancaria, sino en el tiempo y cómo usarlo, en el valor de las pasiones, hobbies y seres queridos, así como el mero aprendizaje vital.