Growth vs Value: en los últimos 15 años la inversión en la primera era la mejor pero esto está cambiando

Growth vs Value: en los últimos 15 años la inversión en la primera era la mejor pero esto está cambiando

Al tratar de diferenciar las acciones growth (crecimiento) frente a las value (valor), existe una definición que está más relacionada con las empresas subyacentes: las empresas value suelen albergar ratios bajos como el PER o Precio/Valor y altas rentabilidades de dividendos.

La inversión value se basa en la premisa de que pagar menos por un conjunto de flujos de efectivo futuros se asocia con una mayor rentabilidad esperada.

Las empresas growth suponen todo lo contrario. Para decirlo de manera más simple, las value están las acciones financieras, del sector salud, industriales y energéticas. Las acciones growth en su mayoría estarán relacionadas con la tecnología: tecnología, consumo discrecional y servicios de comunicación.

En el caso de la inversión growth, sus múltiplos son altos por las expectativas de un crecimiento de los flujos futuros y ello se descuenta en el precio de hoy. Por ello, frente a fundamentales presentes, cotizan alto.

En los últimos 15 años las empresas tecnológicas han tenido un comportamiento relativo mejor, pero se ha producido tal distanciamiento entre ambas categorías, que el potencial de seguir sumando de las acciones growth ha quedado reducido. Repasamos los datos.

La gran disparidad entre el growth y el value

El siguiente gráfico de la Guía de los mercados de J.P. Morgan Asset Management, compara los PERs esperados a 12 meses de los selectivos Russell 1000 Growth Index y el Russell 1000 Value Index.

Como vemos la media histórica desde 1997 nos marca una relación de ambos índices de 0,72 veces. Por encima de esta marca considerariamos que el sector growth está más caro frente al value y viceversa.

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Si nos fijamos en su evolución, en el año 2000, el ocaso de la burbuja punto.com, la relación entre ambos múltiplos de los índices se redujo hasta 0,30 veces. Por el contrario, tras el hundimiento bursátil que motivó la crisis subprime, el diferencial se amplió por encima de 1, lo que presentó una oportunidad para el growth.

Pero hoy, el sector growth cotiza a un PER esperado a 12 meses de 30,61 veces, mientras que el value lo vemos a 15,77 veces, lo que nos ofrece una a relación de 0,52 veces, una gran distancia que vimos por última vez en el año 2000. Unos niveles que hacen saltar las alarmas para las perspectivas de las acciones tecnológicas.

En el siguiente gráfico vemos la rentabilidad relativa de ambas categorías desde 1993. Como vemos, desde entonces podemos diferenciar tres períodos.

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El primero muestra el estallido de la burbuja tecnológica de la década de 2000. Antes de este período, las acciones growth habían superado olgadamente a las acciones de value, pero cuando estalló esa burbuja, las acciones growth tuvieron un rendimiento muy inferior. De cara a la crisis financiera, las acciones de value (encabezadas por las financieras) tenían un mejor comportamiento y, desde entonces, han tenido un rendimiento inferior. La tercera y última sección destacada muestra que las acciones de crecimiento han marcado el paso del mercado.

Los inversores se han posicionado al lado del sector tecnológico. Empresas como Netflix, Amazon, Apple, Meta o Alphabet han marcado el,paso en los mercados en los últimos años. Esta realidad no es permanente de mercado no es permanente. Por ejemplo, los últimos 6 meses han sido liderados por acciones de value e históricamente esta categoría lo ha hecho mejor.

Cant3

La tecnología marca un cambio estructural en el desarrollo de la economía, pero en la coyuntura presente marca una sobrevaloración del peso tecnológico ¿qué categoría marcará liderará en los próximos años?


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Growth vs Value: en los últimos 15 años la inversión en la primera era la mejor pero esto está cambiando

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El Blog Salmón

por
Marc Fortuño

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Uno de los grandes errores del converso a inversor de bolsa: analizar empresas sólo con el PER

Uno de los grandes errores del converso a inversor de bolsa: analizar empresas sólo con el PER

La relación PER (Price Earning Ratio), probablemente es el ratio más utilizado por la comunidad inversora. Se obtiene relacionando la capitalización de una empresa frente a sus beneficios o, lo que es lo mismo, su cotización entre el beneficio por acción (BPA).

Si una empresa cotiza a 100 euros y su BPA es de 5 euros, su PER sería de 20 veces (100/5). Dicho de otro modo, a beneficios constantes, necesitaríamos 20 años para recuperar la inversión.

Si un PER es alto significa que el mercado está dispuesto a pagar más por los flujos futuros de la empresa. En el lado opuesto, una relación PER más baja indica que el mercado no tiene mucha confianza en el futuro de la acción y pagará menos por los flujos esperados.

A raíz del PER, podemos llegar a la rentabilidad de los beneficios, es decir, la inversa del PER. En este caso, 1/20 = 0,05… La rentabilidad de los beneficios de la empresa es de 5%.

Como vemos, dada la sencillez de este ratio ha sido muy popularizado y, probablemente, es una de las primeras métricas que aprenden los inversores en bolsa. Sin embargo, utilizarlo de manera aislada es supone un error grave.

El problema de utilizar el PER

El primer problema que nos encontramos con el PER es que solo mira los beneficios de la empresa, lo que supone obviar cómo está estructurado el balance de la empresa, en especial, la deuda.

Pensemos que la capitalización de mercado solo representa la contribución de los accionistas al capital de la empresa, lo que significa que no incluye ninguna deuda o efectivo en el balance general. Las empresas con grandes emisiones de deuda son obviamente inversiones de mayor riesgo, y ello no se tiene en cuenta en el PER. Nos podemos enfrentar a un PER bajo y que en el año en curso la empresa entre en quiebra.

Por otra parte, recordemos que el beneficio es un resultado contable que se puede moldear con provisiones y amortizaciones entre otros ajustes contables. Muchas empresas que cotizan en la bolsa están reportando beneficios pero no generan efectivo. De ahí, la importancia de echarle un ojo al Estado de Flujos de Efectivo, específicamente el flujo de efectivo que genera las actividades operativas.

Otro problema que se nos presenta es que un PER de 10 veces se presenta mejor que un PER de 20 veces: la empresa es más barata. Y es que se parte de la premisa que esa determinada empresa obtendrá sus beneficios actuales durante los próximos 10 años y que un inversor recuperará la inversión.

Los beneficios de una empresa bien pueden subir o bajar significativamente en los próximos 10 años. De hecho, algunos valores llevan muchos años cotizando a PERs bajos, como es el caso de valores bancarios europeos… Se produce una trampa de valor por el declive de un sector.

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Como inversores debemos tener una mayor predisposición por sectores cuyos beneficios vayan a aumenten significativamente durante los próximos 10 años en lugar de disminuir significativamente… Evidentemente, tal y como se forma el PER, no hay manera de discriminar esas empresas.

Un PER bajo puede ser fruto de una exageración por parte del mercado… Ahí estaríamos ante una oportunidad, pero antes de llegar a esa conclusión debemos exsminar a fondo si existen problemas estructurales en la empresa, si esta en una industria moribunda, carga demasiadas deudas o estuviera perdiendo participación de mercado frente a los competidores.

Tampoco un PER alto, de manera aislada, nos rebela una gran información. Por ejemplo, cuando la bolsa se hundió en 2008 hasta el primer trimestre de 2009, el PER se disparó. Y es que los beneficios empresariales cayeron a plomo: El PER mostuna lectura de 123,73 veces en mayo de 2009.

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A aquellos inversores que se centraron en la relación PER les pasó por delante una oportunidad de entrada de incorporar en cartera grandes acciones a precios bajos.


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Marc Fortuño

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