La pizza se trata de uno de los platos más famosos del mundo, tanto que incluso un grupo de científicos ahondaba recientemente en la ecuación para lograr su composición perfecta. Aunque no pienses en ella cuando repasas en tu mente ciertos alimentos saludables, no es lo mismo una pizza hecha con harina de frutos secos, espinaca, queso feta y cebolla que una de masa gorda con salchichas, pepperoni y extra de queso.
De hecho, la pizza puede ser perfectamente una opción de comida saludable, sirviendo para completar objetivos nutricionales e incluso pudiendo encajar en una dieta para perder peso. Es importante recalcar que la pizza ofrece una dosis de todos los macronutrientes: la corteza contiene carbohidratos, mientras que el queso proporciona grasa y proteínas.
En este restaurante se sirve la pizza más rica del mundo
Los problemas surgen de dos cosas: demasiada cantidad y los ingredientes que incluya la pizza, así como su calidad, especialmente el exceso de sodio, la carne roja y procesada o las salsas, como la barbacoa.
Aunque estés controlando tu peso o intentando adelgazar puedes comer pizza ocasionalmente. Es importante elegir una de masa delgada para reducir las calorías del exceso de carbohidratos, así como no pasarte con el número de porciones. También puedes servir la pizza con una ensalada o algunos vegetales sin almidón como espárragos, judías verdes, calabacines o espinacas para equilibrar los carbohidratos de la pizza.
Usar menos cantidad de un queso con toda la grasa te mantendrá lleno por más tiempo -y te aportará proteínas-. Son recomendables pizzas que incluyan verduras como pimiento, cebolla e incluso champiñones. En cuanto a la corteza o masa de harina de trigo puedes utilizar otras versiones. ¡Y no te olvides de recalentar adecuadamente las sobras!
Fuente | Eat This, Not That