La presión sobre los recursos hídricos ha ido aumentando en todo el mundo durante el último siglo, creando en el agua uno de los mayores problemas, impulsados por el aumento de la población y de un uso especialmente intensivo.
La escasez de agua se crea gradualmente por las decisiones sobre las extracciones de agua en las cuencas de los ríos en las cuencas vinculadas al uso de la tierra y a las actividades económicas. Los problemas derivados de la escasez de agua pueden llegar a ser críticos durante las sequías.
Europa no es un continente árido, pero el suministro de agua es ahora una preocupación para casi la mitad de la población de la UE.
El índice de explotación de agua (WEI por sus siglas en inglés) indica la cantidad de agua extraída cada año como proporción del total de los recursos de agua dulce a largo plazo. Es un indicador de la presión o el estrés sobre los recursos de agua dulce.
Un WEI superior al 20% implica que un recurso hídrico está sometido a estrés, y los valores superiores al 40% indican un grave estrés hídrico y un uso claramente insostenible del recurso hídrico. Chipre, Bulgaria, Bélgica, España, Italia y Malta utilizan actualmente el 20% o más de sus suministros a largo plazo cada año.
El caso más extremo lo encontramos en Chipre, que ha sufrido una grave sequía, consumió mucho más del 40% de sus recursos renovables.
El uso intensivo del agua en España
El uso del agua de riego es una de las principales fuerzas impulsoras de la extracción de agua en todo el mundo. En la UE, el sector agrícola representa por término medio el 46% del consumo total anual de agua, de los cuales la mayor parte se utiliza en el sur de Europa (alrededor del 90 %).
Las regiones de los países del sur de Europa, especialmente en Grecia, España, Italia y Malta, pero también en Francia, Chipre y Portugal, donde el regadío es un elemento esencial en muchos tipos de producción agrícola, hay una elevada proporción de zonas regables y de regadío.
España junto a Italia son los países de la UE que notificaron las mayores superficies de regadío en términos absolutos (3,6 millones y 4,1 millones de hectáreas, respectivamente) en 2016.
En el caso de España, las regiones meridionales de la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia registraron la mayor parte de las zonas regadas y de regadío.
El problema del agua irá a más
El agua es responsable conjuntamente de cerca del 90% de todos los desastres, según cita la ONU. Sin embargo, la escasez de agua se convertirá en un grave problema en el futuro, ya que sólo el 60% del agua necesaria estará disponible en 2050.
Alrededor de una quinta parte de la población mundial habita en zonas con gran escasez física y se prevé que el número aumente en 500 millones de personas. Alrededor de una cuarta parte de la población mundial debe hacer frente a una grave escasez económica de agua, lo que significa que estas personas viven en zonas que carecen de la infraestructura necesaria para extraer agua de ríos o acuíferos.
A raíz de lo señalado, España hoy ya tiene uno de los niveles más altos de estrés hídrico de la OCDE, por lo que el futuro se complicará aún más. En particular, como la precipitación per cápita es relativamente baja, el uso total de agua como proporción del agua disponible es muy alto.
La necesaria inversión
Algunas zonas de España están sometidas a estrés hídrico, debido a razones climáticas, pero también a deficiencias en las infraestructuras hidráulicas, junto con un fuerte consumo de agua por parte de determinados sectores económicos, por ejemplo, la agricultura.
Se trata de un problema económico. Las empresas que producen deben hacer frente a la escasez de recursos, como la escasez de agua, una mayor demanda de energía y posibles déficits de suministro en países con escasez de agua.
A medida que avance el cambio climático, la mejora de las técnicas de gestión del suministro de agua será cada vez más importante. Un mayor uso de las señales del precio del agua, ayudaría a generar mejores incentivos.
Esto debería complementarse con una mejor gobernanza del agua, ampliando la participación de los interesados en las autoridades de las cuencas fluviales para incluir a más científicos, y mejorando la eficiencia de los servicios de suministro y tratamiento de agua mediante la evaluación comparativa de la regulación de los servicios de agua.
A pesar de la elevada proporción de patentes en tecnologías relacionadas con el medio ambiente, las patentes tienden a concentrarse en la mitigación del cambio climático, en consonancia con el gran aumento reciente del uso de energías renovables.
Como vemos en el siguiente gráfico, relativamente pocas patentes están relacionadas con el agua, en comparación con otros países con escasez de agua. Esto sugiere que puede ser necesaria una mayor inversión e investigación en este campo.
A medida que avanza el cambio climático, la mejora de las técnicas de gestión del agua será un sector que irá ganando terreno para resolver los fuertes desafíos que nos encontramos a largo plazo.
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La noticia
El gran problema de la escasez de agua en el largo plazo
fue publicada originalmente en
El Blog Salmón
por
Marc Fortuño
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