Alemania y el dilema sobre qué política energética deben seguir para alcanzar sus objetivos climáticos

Alemania y el dilema sobre qué política energética deben seguir para alcanzar sus objetivos climáticos

La política energética alemana, conocida como Energiewende, busca reducir la dependencia del país de los combustibles fósiles y aumentar el uso de fuentes de energía renovable como la solar, eólica e hidroeléctrica.

El objetivo principal es lograr una transición a un sistema de energía más sostenible y libre de emisiones de dióxido de carbono para el año 2050, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80% en comparación con los niveles de 1990.

Para lograr esto, el gobierno ha adoptado medidas como incentivos para la instalación de paneles solares y sistemas de energía eólica, programas de eficiencia energética en edificios y transporte, y la eliminación gradual de la energía nuclear.

Desde el accidente de Fukushima en 2011, Alemania ha estado trabajando en el cierre de sus plantas nucleares y en 2020 solo quedaban seis reactores nucleares operativos en el país, esperando cerrar completamente en 2022.

En cuanto a la energía renovable, Alemania ha aumentado significativamente su capacidad de generación, con las energías renovables representando alrededor del 47% de la producción de electricidad en 2020, siendo la energía eólica y solar las fuentes más importantes. El objetivo final es obtener al menos el 80% de su electricidad de fuentes renovables para 2050.

Y aquí viene el anuncio más importante: A mediados de abril, la energía nuclear quedó en el pasado en Alemania. La red alemana llegó a alimentarse de hasta 20 plantas de energía nuclear. Sin embargo, todo eso es cosa del pasado, ya que las últimas tres centrales nucleares cesaron sus operaciones el 15 de abril.

Esta decisión lleva consigo un dilema. Por un lado, el país busca reducir su dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero, estableciendo objetivos ambiciosos para aumentar la producción de energía renovable y reducir las emisiones de CO2 en un 80% para 2050. Sin embargo, la transición a una economía de energía renovable no es fácil ni rápida y requiere de una planificación cuidadosa y de una inversión significativa en infraestructura y tecnologías de energía limpia.

La transición a energías renovables plantea desafíos en términos de estabilidad y confianza en el suministro de energía, especialmente en momentos en los que la demanda de electricidad supera la capacidad de producción de fuentes renovables, como sucede en épocas de sequías o de bajas velocidades de viento. Para abordar estos desafíos, se requiere de un equilibrio entre las fuentes de energía renovable y de respaldo, como el gas natural y el carbón, lo que puede tener impactos ambientales y económicos significativos.

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