Este vídeo deepfake en español es tan bueno que mucha gente caerá en su estafa: logra que el Telediario de La1 nos la cuele

Este vídeo deepfake en español es tan bueno que mucha gente caerá en su estafa: logra que el Telediario de La1 nos la cuele

Hace poco, te hablábamos del auge de los timos publicitados en redes sociales y supuestamente protagonizados por ‘celebrities’ españolas, desde Resines hasta la Familia Real, que se basan en supuestas capturas de declaraciones televisivas, a veces acompañadas de (falsas) entrevistas publicadas en medios, para promocionar campañas de phishing, estafas piramidales o

Ahora, en un nuevo y alarmante caso de desinformación y fraude online, hemos localizado, circulando por Facebook, un vídeo que presenta a destacadas figuras públicas —como la hija de Amancio Ortega o el gobernador del Banco de España— promocionando las excelencias de un presunto proyecto financiero revolucionario, liderado el presidente de Inditex que ofreceenormes  ganancias a todos sus usuarios.

Ana Blanco lo dice y Marta Ortega lo confirma, ¿cómo va a ser mentira?

El vídeo en cuestión ha estado circulando en las redes sociales, atrayendo la atención de miles de usuarios que buscan ‘oportunidades financieras’, se presenta como un fragmento de una emisión del telediario de La 1, y recoge supuestas declaraciones de la hija de Amancio Ortega o del gobernador del Banco de España vendiendo las excelencias del proyecto.

En el vídeo, Ana Blanco, presentadora de noticias de TVE, afirma que «Hasta finales de diciembre todos los españoles podrán aumentar sus 260 euros a 26.000 euros garantizados». A continuación, se aclara que los usuarios sólo tienen que comprobar el saldo «por la mañana y por la noche, eso es todo» porque las «tecnologías de redes neuronales» se encargan de todo.

Todo ello, con lo que parecen ser las voces reales de los protagonistas del vídeo. Sin embargo, esa noticia nunca se ha emitido en TVE, ni esas declaraciones se han realizado nunca: estamos ante un caso de deepfake generado mediante IA.

Por la boca muere el pez

  • Incoherencias. El vídeo menciona hasta en dos ocasiones que «los españoles podrán aumentar sus 260 euros a 26.000 euros garantizados». ¿»Sus 260 euros»? ¿Qué 260 euros garantizados ingresamos «todos los españoles» ahora mismo (y por qué no los estoy cobrando)? ¿Y por qué habla de «todos los españoles» si poco después se habla de que «hemos decidido abrir el acceso al proyecto a los primeros 10.000 españoles»? Y eso por no mencionar al jubilado que afirma que «sólo esta semana ha ganado 4.000 euros»… porque, a ese ritmo, difícil veo llegar a los 26.000 en un mes.

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  • Lenguaje efectista de publicidad cutre. Ana Blanco diciendo «Te quedarás en shock» en mitad de un informativo (con el mismo tono uniforme con el que podría estar hablando de cualquier reunión semestral de ministros de agricultura en Estrasburgo). Una reportera de TVE aseverando que «este evento seguramente entrará en la historia de toda España», etcétera. Por el amor de Dios, qué prosa… ¿quiénes sois los que estáis detrás de esta estafa, que me ofrezco de guionista?
  • No es lo que dice, es lo que calla. Aún después de ver el vídeo entero, no sabemos cómo se llama el revolucionario proyecto (lo primero que te dirían en un informativo), cuál es su página web, ni nada. Sólo tenemos, al final del clip (pero fuera de la supuesta grabación del Telediario fake) un mensaje de «Sigue el enlace y comienza a ganar hoy». La publicación de Facebook de la que hemos extraído el vídeo (a todas luces copiado de otra parte) no incluye ningún enlace, lo que nos hace pensar que el vídeo fue elaborado pensando en poder ser reciclado para diferentes estafas con distintos nombres.

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¿Qué podemos hacer?

El auge de los deepfakes y la atención mediática en torno a ellos comenzó mucho antes de la actual edad dorada de las plataformas de IA, aunque es cierto que con el tiempo los resultados han ido mejorando (ojo a esa sincronización boca/sonido) al tiempo que se reducían el dinero y/o los conocimientos necesarios para realizar estos vídeos falsos.

De hecho, hace ya tres años que Synthesia, por ejemplo, nos ofrecía ‘guionizar’ vídeos de actores (éstos, anónimos) con IA.

¿Qué podemos hacer, entonces, los usuarios que nos vemos expuestos a esta clase de desinformación? Bueno, pues…

  • Ser (muy) escéptico ante cualquier noticia revolucionaria que, pese a haber sido supuestamente difundida en los grandes medios de comunicación de nuestro país, la primera vez que oímos hablar de ella sea en la publicación en redes sociales de algún perfil de usuario desconocido. A ver, como mínimo, verifícalo buscando en Google, que no te pillará tan a desmano si estás leyendo Facebook / Twitter / TikTok.
  • Ser (muy) escéptico ante promesas de ganancias extraordinarias sin riesgo (nadie da duros a cuatro pesetas ni galeones a quince knuts, que cada generación elija el dicho que prefiera): busca asesoramiento profesional antes de tomar decisiones financieras importantes.

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La noticia

Este vídeo deepfake en español es tan bueno que mucha gente caerá en su estafa: logra que el Telediario de La1 nos la cuele

fue publicada originalmente en

Genbeta

por
Marcos Merino

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¿Compensa ser bueno para triunfar o los honrados acaban los últimos en la carrera profesional?

¿Compensa ser bueno para triunfar o los honrados acaban los últimos en la carrera profesional?

Cuando se trata de carrera profesional y cómo mejorarla, enseguida surgen cuestiones incómodas si analizas los datos. Ya vimos en su día consejos polémicos para ascender y hoy quiero responder a otra pregunta comprometida: ¿Compensa «ser bueno» o es verdad que quedarás el último?

Es decir, ¿es rentable seguir las reglas y ayudar o la ventaja y el éxito son para los que pisan al resto?

Veamos la respuesta, porque está llena de matices fascinantes.

La cima no parece ser para buenas personas, ¿es así realmente?

Expresiones como: «Si no haces trampa, es que no te importa lo suficiente» o «los buenos acaban los últimos», son frases que muchos piensan en secreto y algunos dicen en voz alta. Al fin y al cabo, todos los jefes son insoportables y son jefes, es decir, están por encima y ganan más que nosotros, así que, quizá, ese sea el camino.

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Mientras, la trinchera de enfrente también tiene su ración de proverbios, como que: «A todo cerdo le llega su San Martín», «los tramposos nunca ganan» o, simplemente, que no merece la pena dormir mal y tratar peor a los demás a cambio del éxito profesional, ¿verdad?

¿Verdad?

Empecemos con la mala noticia para los que apuestan por la bondad.

Efectivamente, los despreciables ganan más dinero

Los menos éticos ganan más dinero según los datos

Quizá no sea un buen comienzo confirmar la sospecha de que sí, los «buenos» ganan menos dinero que los insoportables, los quejicas y los que empujan.

Normalmente, las personas más bondadosas son menos conflictivas y tratan de ser agradables y llevarse bien con todos, pero eso no resulta rentable según los datos.

Sin embargo, alguno puede alegar, con buen criterio, que ser así no significa ser bueno, sino incapaz de atreverse, un blando que no levanta la voz y exige lo suyo. Sea como sea, los números siguen trayendo malas noticias.

Si hablamos de ser más ético, cualidad indiscutible a la hora de considerar «bueno» a alguien, también hace que seas más pobre.

Podría dejarlo aquí y que ese sea el consejo para mejorar nuestra economía doméstica y nuestra carrera profesional, pero no estaría contando la historia completa.

Yendo más allá del dinero

Restos de un naufragio, que tiene mucho que ver con si ser bueno compensa

Hay quien dice que en la vida hay cosas más importantes que el dinero, y quizá sea verdad. Sin embargo, los economistas siempre hemos sabido que la felicidad está correlacionada con la riqueza (tanto a nivel país, como a nivel individual).

Y es más, ese famoso límite monetario que muchos citan de un estudio de 2010, a partir del cual más dinero no equivale a más felicidad, no concuerda con los nuevos datos. Cuanto más tienes, más feliz eres y no parece haber un techo al gozo que conceden los euros, es lo que hay.

Pero dejemos el dinero por un momento y consideremos algo más importante, la propia vida.

Para eso, viajemos en el Titanic y examinemos los curiosos análisis de otros dos economistas, David Savage y Bruno Frey, que se propusieron desvelar si una de las leyendas del naufragio era cierta: el hecho de que, mientras los británicos guardaban cola ordenadamente para los botes salvavidas, los norteamericanos empujaban, saltaban y se colaban como podían en cualquier hueco.

Eso llevó a la famosa (y apócrifa) frase del capitán Smith a su tripulación cuando contemplaba aquello:

Be British, boys, be British.

Smith no dijo eso, ¿pero era cierta la otra anécdota?

El análisis de Savage y Frey concluyó que, a pesar de que el Titanic era un barco inglés (y, por tanto, con un probable sesgo a salvar a más paisanos), los británicos tenían un 10% menos de probabilidad de sobrevivir que el resto de nacionalidades.

¿Y los estadounidenses? Un 12% más que los británicos.

Por el momento, los datos son claros: si eres despreciable, tendrás más dinero que la media y más probabilidades de sobrevivir al Titanic.

No son las únicas cifras en contra de la bondad. Si miramos en más rincones, los narcisistas tienen más éxito en su carrera profesional (mayores posibilidades de ser contratados, ascender y cobrar más), el enfado transmite sensación de competencia y ni hombres ni mujeres muestran predilección por hombres modestos.

En fin, que parece que la solución a nuestra economía doméstica es convertirnos en insoportables y abandonar cualquier pretensión de ser buenos en un mundo que no lo es.

La fotografía completa del éxito

Un montón de personas colaborando para el éxito

A pesar de lo anterior, tratemos de tener una imagen global de la situación. Al menos, eso intentó Adam Grant en su libro Give and take.

En él, intenta revelar la respuesta definitiva a nuestra inquietud, mediante el análisis de una enorme cantidad de datos sobre el éxito, abarcando un gran número de sectores y situaciones.

Grant distingue en sus trabajos a tres tipos básicos de personas:

  • Los que tienen como filosofía de vida tomar para ellos todo lo que puedan sin importar los otros. Los llamaré «malvados» para simplificar.
  • Los que siempre dan a los demás, a los que llamaré «buenos», aunque muchos los denominarán blandos.
  • Los que están en un punto medio y dan y toman según la situación, pero, en global, alcanzan un equilibrio entre ambas cosas. Dan a los que les dan y toman de los que toman, o no colaboran con ellos si se encuentran esa actitud.

Pues bien, ¿quiénes están por debajo en cuanto a éxito económico, profesional, etc?

Los «buenos», que, además, acaban quemados y explotados por los «malvados», siempre dispuestos a tomar otro pedazo de lo que tienen los amables.

Por el contrario, ¿quiénes pueblan mayoritariamente la cima del éxito en sus respectivos campos?

Según los datos de Grant, también los «buenos». Para que luego digan que la vida ya no da sorpresas.

Así pues, parece que las cifras medias no pertenecen a la bondad, como hemos visto también al principio, pero su territorio son los extremos, tanto para mal, como para bien.

Veamos el motivo de este curioso fenómeno porque, aunque parece ilógico, en realidad tiene mucho sentido.

Por qué se produce la paradoja de la bondad y el éxito

Este hecho no se da porque el universo sea un lugar justo. El éxito tiene una base y una cúspide compuesta, en su mayor parte, de personas «buenas», según Grant. Entre esos dos panes del sandwich quedan los «malvados» y los que toman y dan según la situación. Vamos a llamar a estos últimos, los «equilibradores».

Pues bien, lo que ocurre es que estos no ven con buenos ojos a los «malvados».

Son gente que no va por ahí empujando, pero, cuando se topan con alguien que toma y no da, responden de manera similar, de modo que ejercen represalias contra estos, toman de ellos y los empujan hacia abajo.

Pero ¿qué ocurre si se topan con un «bueno» que da? También dan y ayudan, impulsando hacia arriba al bondadoso.

Los equilibradores también están interesados, egoístamente, en rodearse de bondadosos, ya que les beneficia. Además de ese efecto, los «malvados» son incapaces de colaborar entre ellos, su naturaleza siempre es tomar, de modo que entre malvados habrá zancadilla eventualmente.

Esto crea un contexto en el que los buenos con menos suerte encontrándose con otros, quedan abajo. Pero, como hay mayor porcentaje global de equilibradores y buenos si sumas todo, una parte de esas almas caritativas, con mejor fortuna a la hora de toparse con los demás, se ve en un contexto favorable donde también les dan a ellos la mayoría de veces y eso los sube hacia arriba.

Mientras, los egoístas se encuentran en la situación contraria, un contexto adverso y competitivo, donde la mayoría a su alrededor (equilibradores y otros malvados) segarán la hierba bajo sus pies tarde o temprano.

En definitiva, la vida es injusta, pero sus mecanismos impiden a los que solo toman llegar en masa hasta la cúspide.

O, cuando llegan, les resulta muy complicado mantenerse, antes de toparse con equilibradores y otros malvados que conspirarán para tomar de ellos o responder a su egoísmo de la misma manera.

Es innegable que en la cúspide hay gente despreciable, al fin y al cabo, hablamos de grandes números y porcentajes, pero alguien que solo toma termina viviendo en una corte bizantina, llena de conspiraciones y puñales en la sombra.

Aunque algunos toman las tesis de Grant muy con pinzas, la realidad matemática es coherente y he aquí una última lanza por la bondad, también según los números: los buenos son mejores padres, tienen mejores amigos, relaciones más prolongadas y exitosas, así como mejor salud. Quizá no tiene que ver con lo que me han contratado para escribir, pero un poco sí.

Y ahora que tenemos los datos, cada uno decidirá qué le conviene.


La noticia

¿Compensa ser bueno para triunfar o los honrados acaban los últimos en la carrera profesional?

fue publicada originalmente en

El Blog Salmón

por
José Andrés García

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