Que una determinada actividad carezca de una denominación en inglés —con la tan característica terminación ‘-ing’ aunque el lexema sea en castellano, verbigracia, puenting— no significa que no exista o que no se haya desarrollado previamente. Es lo que ocurre con el fundraising, cuya traducción quizá desconozcas, pero que describe una acción de la que seguro has escuchado hablar.

Sin embargo, aunque esa tarea no es novedosa, al utilizar el término en inglés parece que sí lo es, al igual que ocurre en otros casos. Sea como fuere, por si no lo tienes claro, en las próximas líneas se explica qué es el fundraising y cómo funciona.

¿Qué es el ‘fundraising’?

Pues el fundraising no es otra cosa que la recaudación de fondos con fines no lucrativos. Es decir, lo que la Cruz Roja o la ONCE llevan haciendo toda la vida, por citar un par de ejemplos. Cierto es que esa definición es simplista al máximo y el fundraising tiene más aristas, se divide en varias modalidades y se encuentra en permanente evolución, en especial, por los avances tecnológicos y las nuevas formas de comunicación. De hecho, esa captación de fondos ha llegado a un grado de profesionalización nunca antes visto.

Tipos de ‘fundraising’

De entrada, hay que considerar que esos recursos suelen ser financieros, pero también existe la posibilidad de donar bienes, derechos, productos, equipamiento, tecnología, servicios o hasta ceder espacios.

En ese sentido, la responsabilidad social corporativa de las empresas, destinar impuestos de forma directa a objetivos altruistas —como aquella intención de dedicar el 0,7% del PIB a ese campo que no llegó a cuajar— o el voluntariado se engloban en ocasiones en el fundraising. De forma más concreta, existen las siguientes modalidades en la captación de donativos:

  • Cara a Cara, que es la vía más tradicional y que se realiza de manera presencial en la calle, en oficinas, en domicilios, en comercios, etc.
  • A través del teléfono, en la que existe la opción de que el captador se ponga en contacto con el posible donante o que sea al revés, lo cual resulta menos habitual.
  • Institucional, que es la más atractiva para las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las fundaciones por el montante que pueden conseguir. Incluye tanto a instituciones públicas como a empresas privadas.
  • Campañas en medios de comunicación online y offline que buscan atraer, más allá de donaciones puntuales, a socios y padrinos.
  • En redes sociales.
  • Derivado de los anteriores, y en la línea con las nuevas posibilidades de financiación para el fundraising que ha traído la tecnología antes citada, aparece el crowdfunding que ya ha logrado resultados espectaculares en diversos ámbitos.
  • Por medio de otros miembros, es decir, que individuos que ya pertenecen a la organización atraigan a personas de su entorno.
  • Ventas y otras actividades, por ejemplo, el comercio justo o las tómbolas.

La importancia social del ‘fundraising’

Las acciones y el espíritu solidarios están en boga. No en vano, más de 10 millones de personas son en la actualidad donantes de alguna ONG en el país y, de ellos, un 12% son socios, según la Asociación Española de Fundraising, una organización no lucrativa con más de veinte años de trayectoria cuyo objetivo es el desarrollo de la filantropía y la captación de fondos.

Es más, sin el fundraising la existencia de las ONG o de las entidades sin ánimo de lucro (ENL) en general sería imposible y tan sólo podrían sobrevivir en el llamado tercer sector las fundaciones o las asociaciones con un patronato estable y solvente.

El fundraising y el crowdfunding: una alianza efectiva

A pesar de que, como ya se ha apuntado, el fundraising o acciones análogas vienen de lejos, sí es cierto que esta actividad se ha vuelto más dinámica. Fruto de esa versatilidad, y en especial gracias al ya mencionado crowdfunding, organizaciones de lo más diverso han logrado captar fondos para los fines más insospechados: desde abonar nóminas a las que las correspondientes empresas no podían hacer frente hasta la publicación de discos o novelas, pasando por el pago de una operación quirúrgica costosa gracias a la colaboración de la ciudadanía o el apoyo a un determinado movimiento religioso o ideológico.

En este sentido, mención aparte merece el papel del fundraising en el ámbito de la política. Así, gracias a la captación de fondos que permite esta herramienta se han logrado financiar numerosas y variadas campañas.

Curiosamente, parece una vuelta a los orígenes, ya que existe un cierto consenso en que el fundraising dio sus primeros pasos en el mundo de la política. Ello ha llevado a una profesionalización del fundraising, a la aparición de empresas especializadas cuyo funcionamiento es más comercial, ejerciendo la consultoría o siendo verdaderas fuerzas de venta de ideas que logran una financiación a cambio.