Qué fue de CouchSurfing, la web de consumo colaborativo previa a Airbnb, que permite alojarte gratis en casa de gente cuando viajas

Qué fue de CouchSurfing, la web de consumo colaborativo previa a Airbnb, que permite alojarte gratis en casa de gente cuando viajas

Yo fui una gran usuaria de Couch Surfing. La primera vez que escuché de aquella web fue en 2006. Yo estudiaba en Suiza y mi mejor amiga en la universidad decidió que se iba a conocer Roma. Ella es de México y tenía que aprovechar bien el año por Europa para conocer muchos sitios. Y Europa es cara para alojarse.  Allí se quedó con un tal Lorenzo. Me encantó la idea.

Con los años acabé siendo una gran usuaria. Me alojé en casa de gente varia en mis viajes, hospedé a decenas de personas en casas en las que yo viví en diferentes ciudades del mundo y encontré compañeras y compañeros de piso en algunos de mis destinos, gracias a los grupos abiertos que ofrecía la plataforma.

Yo fui nómada digital cuando nadie lo era: el teletrabajo era muy divertido, estresante (por la tecnología) y nadie entendía qué hacía

En Genbeta

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Para mí el Couchsurfing era un sueño hecho realidad en mis ideas de economía colaborativa, de compartir, de ayudarnos unos a otros, de poder viajar conociendo nuevas realidades a fondo o de tener a gente en casa que nos trajera nuevas historias.

Personalmente, puedo decir que es de las mejores cosas que me ha dado internet. Un sueño de un mundo que pueda ser compartido por todos.

Mi experiencia en CouchSurfing

Fui gran usuaria entre 2010 y 2016. Con el tiempo comencé a usarlo menos. La razón es porque comencé a trabajar más horas al día, mientras viajaba como nómada digital. Y, realmente, el objetivo de la plataforma no es ahorrar dinero, como tal, sino compartir tu tiempo con gente.

Trabajando muchas horas al día ya era más incómodo, para mí, en mis viajes, quedarme en casa de gente sin poder pasar tanto tiempo con estas personas y lo mismo a la hora de tener a gente viajera en casa. Sí que pasé a estar con gente local, pero lo que hacía era viajar más lento, pasar más tiempo en los sitios y para eso alquilaba una habitación en casa de gente de las ciudades donde planeaba quedarme temporadas.

El teletrabajo me sirvió para mudarme a una ciudad barata. Podía trabajar menos horas para vivir y tenía mucho tiempo libre

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Tengo que decir que gracias a Couchsurfing y otras experiencias diversas tengo muchas amistades en muchas ciudades y pueblos del mundo a quienes también visito o que me visitan a mí continuamente (mi casa alegremente tiene gente a menudo), sin necesitar ya las plataformas de internet como intermediarias. Así que seguimos viajando gratis, porque lo que unió el mundo del consumo colaborativo, no lo separará nadie.

Pero cierto es que esta web no era para viajar gratis, como tal, no solo es eso. Hay gente que lo hace. Yo he tenido a alguna gente en mi casa que solo querían ahorrar en sus viajes. Pero no es el propósito de Couchsurfing. El objetivo era poder compartir con personas de tu destino, para conocer mejor su cultura, los restaurantes locales, diferentes formas de vida… o a otras personas también viajando.

Y también cuando yo recibía gente en mis casas, cuando viví en sitios como Ourzazate (Marruecos), Sarajevo (Bosnia y Herzegovina) o Bogotá (Colombia) en las que también pude vivir con gente local que conocí a través de esta web, el objetivo era poder compartir lo que conocíamos.

Estas páginas web te ayudan a organizar viajes y vacaciones de última hora y acorde a tu presupuesto

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También podías unirte para experiencias como aprender idiomas varios en una ciudad, o juntarte con muchas personas de diversas culturas para compartir vivencias o excursiones en un nuevo destino. La inmensa mayoría de las veces, fueron experiencias preciosas de mucho aprendizaje, nuevas amistades… la vida era genial compartiendo.

Tuve alguna situación incómoda, muy contadas, sobre todo con gente «gorrona» que no solo no gastaba nada en comida, sino que no se levantaban a lavar su plato que mis compis de piso y yo cocinábamos. Pero las historias negativas son muy pocas.

Unos años después de dejar de ser activa en Couchsurfing, en 2020, me enteré de que pasó a ser de pago y que hacía falta pagar incluso para entrar a mi cuenta y leer mis propios mails del pasado (como si ahora me hacen pagar por echar un vistazo a algún WhatsApp por ahí). Ya no soy couchsurfer activa ni estoy metida en ese universo de couchsurfers, pero realmente tengo la gran sensación de que ya no se oye tanto hablar de esta plataforma como antes. Qué fue de Couchsurfing.

Couchsurfing se topó con Airbnb

couchsurfing

Al mismo tiempo, si me pongo en pensar en lo que escucho de la gente que viaja y ya no usa Couchsurfing (incluyendo aquí las nuevas generaciones, los GenZ que ya son parte del sistema económico activo), pero sí utiliza otras plataformas, puede ser que en realidad el consumo colaborativo ya no esté de moda.

Algo que hacíamos gratis hace años, como el Couchsurfing, pasó a tener un rival que era también considerado de consumo colaborativo, aunque de pago: Airbnb.

Y el Airbnb pasó a tener su rival: ellos mismos, sin regulación, permitiendo toda la especulación inmobiliaria que trajo de grandes empresas. No lo digo yo en este reportaje, lo dice el propio CEO de la plataforma. Hace un par de meses, Brian Chesky afirmaba en una conferencia que el sistema de la plataforma de alquiler «está roto».

Couchsurfing se ha quedado sin ingresos y solicita un pago a sus usuarios para iniciar sesión: "No tenemos otra opción"

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Y él mismo hablaba de que los alojamientos en su web ya no son asequibles. Porque, como mucha gente sabemos, Airbnb ya no es quedarte en la habitación de casa de alguien para hacer frente a parte de los gastos ç(en ocasiones sí), sino que es un loft «cuqui» en el centro de alguna ciudad. Muchas veces, ese loft puede tener otros idénticos al lado, porque una empresa ha partido un piso en varios, solo para meterlo en Airbnb.

Sin legislación por el medio, Airbnb pasó de ser alguien alquilando una habitación en casa para conocer gente y compartir gastos, a ser un negocio multimillonario mediante el que la gente con propiedades bien ubicadas o fondos de inversión millonarios que podían comprar viviendas en los centros de las  ciudades, comenzaron a comercializar con un bien básico como es la vivienda. La polémica de los pisos de Airbnb es ultra conocida.

Puede ser que la idea de hacer algo que antes hacíamos gratis, podamos cobrarlo y caro, haya quebrado «un poquito» el sistema de consumo colaborativo. En general, y no solo el de viajar y alojarse en casas de gente compartiendo. Hace unos meses, mi hermana, muy joven ella y empezando a viajar ahora, pensó en Couchsurfing, pero el hecho de tener que pagar sin ver las opciones que existen de alojamiento, echa para atrás: ¿si nadie habla de ello, habrá gente ofreciendo sus casas en este 2023 (casi 2024)?

Airbnb ha perdido toda su esencia inicial y eso, dice su CEO, lo "ha roto": pide a los alojamientos bajar el precio

En Genbeta

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Ya en 2016, en Genbeta publicábamos que Airbnb nació como proyecto de consumo colaborativo, para alquilar habitaciones o pisos enteros en días en los que el propietario (o anfitrión como mencionan en la empresa) puede hacerlo. El objetivo era que tuvieras un extra para pagar tu hipoteca, tu alquiler… y en ese momento, en 2016, ya había cifras de que el 30% de los ingresos de Airbnb venía de propiedades que se ofrecían en la web «full time».

Uber y cómo ha evolucionado con sus condiciones laborales y sus problemas con los taxistas (cuando inició también buscaba que alguien pudiera compartir coche dentro de la ciudad para ahorrar costos o ganar un sueldo extra, o eso decían) pueden ser otro ejemplo de que la economía colaborativa ha sido consumida por el ansia de ganar dinero como objetivo principal en el estilo de vida.

Y no solo es Airbnb, hay muchas otras como HomeStay e incluso Booking que permite alojamientos particulares, que te permiten alquilar habitaciones por noche.

El consumo colaborativo como algo que pudo ser y no es

Forbes ha dicho sobre el consumo colaborativo que se traduce a «posee menos. Vive más. Ese es el mantra de la economía colaborativa: un ecosistema donde las personas alquilan, piden prestado o comercian en lugar de poseer. Es un alejamiento del modelo tradicional de consumo basado en la propiedad, uno que redefine cómo vivimos y cómo lideramos».

Si buscas estos términos de consumo o economía colaborativa (o si lo buscas en inglés como «collaborative consumption» o «Sharing economy») te vas a encontrar como muchos artículos del pasado. Pero muy pocos del presente.  Lo mismo que si buscas a Couchsurfing.

No hay realmente datos del número de usuarios, aunque sigue existiendo. Y sigue manteniendo su máxima de «Alójate con lugareños y conoce viajeros. Comparte experiencias auténticas de viajes». Sí que hay artículos de nostálgicos que recuerdan la era aquella que rodea a los 2010 (antes y después) en que era una bomba.

Cinco webs que te permitirán alojarte gratis (o muy barato) en tus viajes

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Una viajera habla de su enero de 2023, en Tahití, Polinesia Francesa, donde se le iba de presupuesto el alojamiento. Sobre Airbnb dice que le costaban, los pocos que había, tan caros como hoteles elegantes de la isla. Se metió en Couchsurfing y como ella dice «para mi sorpresa, algunas personas estaban recibiendo invitados en ese momento y, en mi desesperación, decidí enviar un mensaje a una pareja que encontré en el sitio web». En este reportaje, largo, cuenta la experiencia, después de que le dijeran que sí.

Por lo demás, es muy difícil encontrar información de antes de 2020 rebuscando en la «red». También usamos menos blogs que por SEO se encuentran bien en los buscadores, y más Instagram y TikTok. Si buscas en los hashtags de Instagram, alguna historia te encuentras.

Imagen | Priscilla Du Preez in Unsplash

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Qué fue de CouchSurfing, la web de consumo colaborativo previa a Airbnb, que permite alojarte gratis en casa de gente cuando viajas

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Genbeta

por
Bárbara Bécares

.

6 mitos (falsos) sobre la electricidad

En muchas ocasiones se pueden escuchar diferentes teorías sobre las mejores formas de usar los aparatos electrónicos o algunos trucos para minimizar el consumo de electricidad. Pero no todas son ciertas, y dejarnos guiar por las mismas puede terminar repercutiendo en nuestra factura de la luz. He aquí algunos mitos:

1. La electricidad viaja a la velocidad de la luz

Aunque muchos lo creen por asociar la electricidad a los relámpagos, lo cierto es que las ondas electromagnéticas viajan a velocidades equivalentes al 30%-90% de la velocidad de la luz, unos centímetros por segundo menos que ésta.

2. La electricidad estática es diferente de la normal

Lo único que diferencia esos calambres que notamos al bajarnos del coche o por el roce de ciertas prendas de ropa de la energía que fluye por nuestros enchufes es que éstos cuentan con un campo de energía que espera a ser transferido al ser conectado, mientras que la electricidad estática sucede de forma instantánea cuando dos conductores con diferentes cargas se acercan.

3. Lavar los platos a mano consume menos agua y energía que si se usa el lavavajillas

Evidentemente depende de la cantidad de vajilla a limpiar (no es lo mismo lavar las tazas del desayuno que los platos utilizados durante todo el día) pero, por lo general, ahorraremos agua y electricidad si usamos el lavavajillas.

Mitos y realidades del coche eléctrico, ¿merece la pena comprar uno?

4. Dejar encendido un rato el fluorescente es más barato que apagar y volver a encender

Influirá el tiempo que vayamos a tardar en volver a usarlo: si el intervalo es inferior a 20 minutos, normalmente será dejarlo encendido (sobre todo en el caso de los tubos fluorescentes, cuyas vidas se ven recortadas en cada encendido).

5. Los generadores crean electricidad

Popularmente se tiende a creen que los generadores crean electricidad por sí mismos… pero no la crean, sólo la transforman: la energía mecánica se transforma en energía eléctrica, provocando que los electrones de los cables y los circuitos fluyan.

6. Cambiar de proveedor de energía es complejo y costoso

Los cambios de comercializadora son completamente gratuitos y no suponen ninguna dificultad al usuario, ya que es la propia empresa eléctrica la que se encarga de todos los trámites.

Vía | Gana Energía 

5 falsos mitos sobre la calefacción que deberías dejar de creer

Existen diversos trucos y consejos para reducir la factura de la calefacción en invierno y contar con más margen de ahorro: desde optimizar el uso de la caldera a purgar los radiadores, contar con un buen aislamiento -cabe recordar que el 25% del calor se pierde a través de los cristales- o revisar las tarifas conjuntas, además de aprovechar la programación automática que brinda el termostato.

La calefacción de bomba de calor reduciría un 50% la contaminación en Madrid

Sin embargo, también resulta fundamental derribar las principales leyendas urbanas que surgen cada invierno en torno a cómo ahorrar con la calefacción en los meses de frío. No son moco de pavo si tenemos en cuenta que según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), la calefacción supone en las zonas frías de España el 70% del total de la energía consumida por un hogar.

Así, los mitos recurrentes en torno a la calefacción dificultan la posibilidad de tomar decisiones adecuadas como consumidor y contar con herramientas adecuadas, como los comparadores de calderas y calefactores que la OCU pone a disposición online de la ciudadanía. A continuación, revisa las cinco mentiras más extendidas sobre la calefacción. 

5 bulos sobre la calefacción y el ahorro que no deberías creer

  • Es más caro apagar la calefacción que mantenerla encendida a temperatura constante: Pese a que existe un pico de gasto al encenderla, a largo plazo el ahorro es notable, según informa la OCU. Lo idóneo es apagarla durante la noche -para que la temperatura del hogar esté aproximadamente a 16º- y encenderla en algunas franjas durante el día. Con respecto a tenerla encendida a 20º se ahorra un 13%:
  • No se pierde demasiado calor a través de las ventanas: No basta con cerrar las ventanas ni tampoco importa demasiado su tamaño. El aislamiento es fundamental para mejorar la eficiencia energética y reducir el gasto en calefacción, además de contribuir al medio ambiente con un consumo más sostenible. Desde la OCU recuerdan que una cuarta parte de la energía producida en los hogares se destina a cubrir el calor que se escapa por las rendijas. de por las rendijas de las ventanas. Contar con doble cristal reduce las pérdidas en un 50%.
  • No es posible tener calefacción con paneles solares: Esto es totalmente mentira, ya que existe la calefacción solar gracias a los paneles térmicos, que permiten ahorrar hasta un 70% en agua caliente y un 40% en calefacción. La calefacción solar constituye un sistema sostenible y ecológico: la energía térmica puede aplicarse a suelo radiante, los calentadores por convección y las bombas de calor.
  • El calor azul es el tipo de calefacción más económica: Todos los tipos de calefacción eléctrica son igual de eficientes -de hecho, la OCU subraya que loa tipos de sistemas que emplean resistencias para calentar siempre son los más ineficientes y los más caros-. Lo recomendable es contratar una tarifa nocturna y usar los radiadores durante el período valle de esta para pagar lo menos posible por kWh consumido, además de sustituir los radiadores eléctricos por una bomba de calor, mucho más eficaz.
  • Una caldera de condensación exige radiadores grandes: Los radiadores estándar son perfectamente compatibles con las calderas de condensación, pese a que cuanto mayor sea su tamaño, existe más margen de ahorro. Estas calderas son cómodas y seguras, destacando por su alto rendimiento y bajas emisiones. Ahorran, de media, un 18% de media. Lo habitual en cuanto a la potencia es necesitar unos 90-100 W por metro cuadrado.

Fuente | OCU